La carne de cerdo ibérico es parte esencial de nuestra gastronomía, siendo uno de los productos más valorados y consumidos en España.
El cerdo ibérico es un animal con unas características especiales, que además, cuando se trata de un cerdo de raza ibérica, se diferencia mucho del resto de especies porcinas.
Estos animales de raza ibérica se crían en las dehesas de la península ibérica, más concretamente por la zona de Extremadura, Huelva, Salamanca y zona de Alentejo portugués.
El cerdo ibérico es un animal con unas características especiales que se diferencia mucho del resto de especies porcinas.
Los cerdos realizan ejercicio físico y se mueven ampliamente por las dehesas. De esta forma se obtienen esos productos que se caracterizan por tener una grasa infiltrada propia que hace que su carne sea más jugosa y con mejores valores nutricionales.
Otra característica importante de los cerdos ibéricos es su anatomía: por su manera de vida y alimentación tienen el esqueleto muy fino, estilizado, con el hocico recto y largo, pero sus patas son fuertes y muy resistentes. Sus pezuñas suelen ser negras, de ahí que se conoce como “pata negra”.
En cuanto a su alimentación, se alimentan principalmente de bellotas, sobre todo en la época de engorde también conocida como Montanera.
Los cerdos ibéricos pueden distinguirse en 4 tipologías distintas dependiendo de la alimentación que reciban en esta época:
• Ibéricos de cebo: son animales que se alimentan de piensos, legumbres y cereales. Este tipo no vive en libertad en las dehesas.
• Cerdos ibéricos de cebo de campo: se alimentan igual que los anteriores, pero este tipo de cerdos viven en libertad realizando largos caminos por las dehesas.
• Cerdos de Bellota: son aquellos cerdos que se alimentan a base de bellotas y pastos naturales mientras viven en libertad en las dehesas.
Como puedes ver, el cerdo ibérico es un animal de características únicas, del que podemos obtener unos productos exquisitos y de gran valor para la gastronomía ibérica.